La orina contiene muchos minerales y sales disueltos. Cuando la orina tiene altos niveles de minerales y sales, se pueden formar cálculos duros. Estas piedras pueden ser “silenciosas” o muy dolorosas.
Las piedras en el riñón pueden no causar ningún síntoma e incluso pueden no diagnosticarse.
Cuando una piedra sale del riñón, viaja a la vejiga a través del uréter. A menudo, el cálculo puede alojarse en el uréter. Cuando el cálculo bloquea el flujo de orina fuera del riñón, puede hacer que el riñón se hinche (hidronefrosis), causando mucho dolor.
Los cálculos renales “silenciosos”, son aquellos que no causan síntomas, solo se encuentran cuando se toma una radiografía durante un examen de salud. La mayoría de las personas tienen sus cálculos diagnosticados cuando ocurre un dolor repentino mientras el cálculo está pasando.
Si la ubicación de los cálculos renales es compleja, se pueden realizar otras pruebas de imagen. Un análisis de orina a menudo es parte del examen para saber si hay una infección.
El tratamiento depende del tipo de cálculo, su tamaño, ubicación y cuánto tiempo se han tenido síntomas. Hay diferentes tratamientos para elegir, por lo que es útil hablar con un urólogo especialista en piedras para que te diga cuál es el más indicado para ti.
Algunos de los tratamientos más comunes para los cálculos renales:
Sin importar cual sea el tratamiento para ti, debes mantenerte en constante atención médica mientras pasas por un problema de cálculos renales, de ésta manera evitarás complicaciones.